lunes, 20 de diciembre de 2010

Minicuento de Antonio Mora Vélez



HISTORIA PROFUNDA

Jesús no entendió el guiño de ojo que le hizo el centurión al ponerle el hisopo con hiel en los labios, sino horas después de resucitado, cuando viajaba por el mar Muerto en un bajel de José de Arimatea, con rumbo a la fortaleza de Masada, refugio de sus amigos guerrilleros, los zelotes.

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