domingo, 19 de diciembre de 2010

Capitán de la esperanza - Antonio Mora Vélez

GRAN CAPITÁN DE LA ESPERANZA

Por Antonio Mora Vélez.

A mi profesor Eduardo Pastrana Rodríguez

Bolívar cabalga de nuevo.

Así lo sienten hoy los ríos y los valles,

la cordillera y las llanuras de los Andes

y el sur moreno de todas sus ciudades.

Bolívar está de regreso en América.

Le acompañan un aborigen perseguido,

una madre sin pan,

un niño descalzo,

un campesino desplazado de su tierra

y un obrero empobrecido

y burlado.

Bolívar es otra vez la voz

de los pueblos que luchan

contra el Imperio voraz

que les arrebata sus riquezas

y es también un grito de paz y libertad

en el corazón de los parias.

El viento de Los Andes riega hoy

las luces de Bolívar

sobre todo el continente

y su pensamiento es agua buena

que hace reverdecer su proclama de unidad

mestizo-americana

y es voz airada de protesta

contra los mezquinos que

se repartieron la Gran Patria

y se la entregaron al enemigo de sus sueños.

Una ráfaga de ese viento ha llegado

hasta mi rostro y me dice

que ya es hora de levantar la voz

y de rescatar el huerto

con todas sus semillas

y de instalar la verdad en los caminos

para recobrar el rumbo libertario.

Y mis ojos ven a Bolívar

al valiente general grancolombiano

cabalgando su Palomo

y llamando a la batalla por la dignidad

latinoamericana

y ordenando expulsar a los mantuanos

que sepultaron las ilusiones

de los patriotas de ayer.

Y lo ven hojeando sus frases lapidarias

advirtiéndole a los halcones imperiales

que se les agotó el tiempo,

que no podrán plagar más a nuestra América

de dolor y de miseria

ni de marionetas asesinas.

Que la libertad es sinónimo

de paz, de techo y miel

y que se descubre en las palabras del maestro

que nos libera de las sombras

y en las manos que curan.

Y lo ven mis ojos con visión de patria

a Bolívar...al Libertador de cinco cielos,

al gran capitán de la esperanza

escuchando las voces que le dicen

desde el Río Grande hasta la Patagonia:

¡Suba, mi General, al caballo alado del futuro!

¡Convoque a su alrededor a todas las banderas!

¡Desenvaine la espada de sus triunfos aplazados!

¡Ordene disparar todas sus ideas! ¡Que ya suenan

los clarines de la nueva independencia!

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