Nuestro director ANTONIO MORA VÉLEZ
martes, 15 de enero de 2013
lunes, 26 de noviembre de 2012
ELLAS ESCRIBEN EN EL CARIBE COLOMBIANO
Por:
Rubén Darío Otálvaro Sepúlveda
Lanzamiento del libro "Ellas escriben en el Caribe" (Antología de mujeres poetas del Caribe colombiano) de Rubén Darío Otálvaro Sepúlveda organizado por el área cultural del Banco de la República, el próximo miércoles 28 de noviembre, a las 5:00 p.m. Montería - Córdoba
“Con estos discursos poéticos, estas mujeres se hacen visibles, cobran conciencia de su lugar en la sociedad, resaltan su presencia como partícipes, observadoras, contadoras y cantoras de lo que han vivido, conocido, e imaginado. Con sus poesías re-velan sus historias de vida, testimonian la realidad socio-histórica y cultural del Caribe y del país y dan a conocer su visión del mundo. Esta poesía es la clara y decidida ruptura del silencio femenino, la expresión simbólica, corporal y espiritual de su ser y la evidencia de un lenguaje mítico, intuitivo y analógico". El autor.
“Con estos discursos poéticos, estas mujeres se hacen visibles, cobran conciencia de su lugar en la sociedad, resaltan su presencia como partícipes, observadoras, contadoras y cantoras de lo que han vivido, conocido, e imaginado. Con sus poesías re-velan sus historias de vida, testimonian la realidad socio-histórica y cultural del Caribe y del país y dan a conocer su visión del mundo. Esta poesía es la clara y decidida ruptura del silencio femenino, la expresión simbólica, corporal y espiritual de su ser y la evidencia de un lenguaje mítico, intuitivo y analógico". El autor.
martes, 20 de noviembre de 2012
El Bocachico Letrado se permite publicar apartes del primer Poema Épico del Caribe
de Alexis Zapata Meza
galardonado como:
Premio Nacional de Poesía Manuel Zapata Olivella
Lorica Córdoba - 2012
Las
insistencias
Si
te metes en un monte del Sinú
tu
boca va a tener que chiflar como culebra,
tus
uñas comer como armadillo,
tus
manos saquear como yolofo.
Si
te metes en la ciénaga del Macuá
tu
boca va a tener que boquear
como
bocachico en vigilia,
tu
piel oler a canoa vieja,
tu
pecho ahumar como fogón de binde.
Si
te metes en las noches del Sinú
vas
a tener que salir pisando firme
con
un pie de ángel y con otro de demonio.
Nadie
va a garantizarte una estrella
para
que salgas ardiendo como sol.
Métete
en ti mismo
y
sal con el alma en desahogo
aullando
señales de la muerte.
jueves, 15 de noviembre de 2012
El Bocachico Letrado celebra
FELICITACIONES AL POETA ÉPICO DE CARIBE
Nuestro contertulio Alexis Zapata Meza, fue ganador en la
modalidad de poesía con la obra titulada Sinuémetro en el Segundo
Premio Nacional de Literatura y de Investigación 'Manuel
Zapata Olivella'
lunes, 12 de noviembre de 2012
Las negritudes...
¿Quién fue que inventó este cuento de las negritudes? ¿Fueron
enormes intelectuales? Si y no. Fueron unos estudiantes de la Escuela Superior
de Paris en la década de los treinta. Aimé Césaire junto con Leopoldo Shengor y
León Damas fundaron un periódico “El estudiante Negro”, y de las deliberaciones
que hicieron, Aimé generó el concepto de Negritud. Estupenda abstracción porque
recogió en un solo término la actitud
contestaría de sus inquietudes. Les sirvió para reivindicar la
denominación de Negro sin necesidad de sentir vergüenza, la despojaron de la
maldad discriminadora con se pronunciaba. Les sirvió para atajar la
aculturación a la que estaban sometidos como culturas marginales. Fue limón o
ajo, que como remedio sirve para todo. Amanecían al menos con la esperanza de
que un día el alba surgiera limpia y
dejaría ver el camino. Era un concepto para la confrontación ideológica, muy
superior al de afrodescendiente, eminentemente descriptivo, que esconde las
incidencias de la realidad.
Negritud se refiere a la identidad del hombre negro, que
abarca el todo del pasado que le toco trajinar y padecer, por eso se articula
también a la dignidad del hombre negro. Hoy sabemos que los africanos que no
tuvieron en el pasado ascendencia no esclavizada no se sienten hermanos de quienes si tuvimos
ancestros esclavizados. Descendientes más no hermanados. Lo que rescatamos del
África fue el espíritu del hombre africano, su conciencia abierta a la naturaleza,
su capacidad intuitiva, su voluntad de vivir. Recreamos su razón intuitiva, no
discursiva, porque eso era lo que tenía. No comprendíamos la realidad a través
de los conceptos sino de las percepciones, y eso nos llevó a una relación
mágica con el mundo y con la vida. Todavía hoy en día pesa sobre nosotros esa
manera de ser. No es que tengamos una ontología intuitiva, mágica y sintética
sino que las condiciones de segregación y de marginación no es que han mejorado
mucho. “Yo que balo mejor que una cloaca”, escribiría Aimé en un leguaje
desenfadado, como para que no quepa la
menor duda de la condición en se siente el negro. Es un grito desgarrado, de
trágico lirismo, cerca de lo épico. El lenguaje simbólico no le hubiera
servido.
Leopoldo Sedar Shengor, intelectual africano le advierte:
trataran de negarte, defiéndete. Cuando entró a la Escuela Superior de Paris,
le tocó ser su mentor, le dijo, querido hermano Aimé usted no es de color,
quienes son de color son los blancos, vea le dice, cuando usted nació, era
negro, cuando usted creció, era negro, cuando le da el sol, es negro. Cuando
está enfermo, es negro. Cuando muera, será negro.
Y mientras tanto, el blanco cuando nace, es rosado. Cuando
crece, es blanco. Cuando le da el sol, es rojo. Cuando siente frio, es azul.
Cuando siente miedo, es verde. Cuando está enfermo, es amarillo. Cuando muere,
es gris.Entonces. ¿Quien es el hombre de color?
Le enseñó las Leyes de la Cultura Negra, le dijo: Cuando la
raza negra fue víctima del descubrimiento arruinó el impulso hacia la
civilización de los pueblos africanos. Eso hizo, y creyó que eso estaba bien,
pero no lo estuvo porque montaron el
renacimiento apoyándose en los valores estéticos de la cultura griega pero olvidándose
de los morales. Arruinó por fuera al África, pero por dentro
la fortaleció, porque el hombre negro para sobrevivir al horror de la
esclavitud tomó la levadura espiritual del vitalismo y sobrevivió. Al África le
quitó 200 millones de cuerpos, que exterminó. Lo subyugó, lo ofendió, lo humilló,
utilizando la discriminación como instrumento de razón.
La liberación del negro no es solo política sino cultural.
Tenemos que reclamar ante todo la dignidad. Más de un motivo hay. Cuando
Picasso y Modiliane descubrieron en la
estatuaria africana un tratamiento a espacio que nadie había imaginado,
descubrieron la expresión poli-espacial del cuerpo. ¿Qué es esto? Se dijeron, y
de allí nació la vanguardia en el arte. Lo primero que hizo Picasso fue pintar
a las Señoritas de Aviñón. Europa se civilizó por un lado, pero se deshumanizó
por otro. Jugó a una moral relativizada. Hoy se ha descubierto la múltiple
personalidad, y eso era lo que los africanos representaban es su estatuaria.
Incluso, hoy reconocemos el pensamiento complejo. Todos pensamos, todos podemos
asombrar al otro, nadie se debe abrogar la jerarquía del mundo. Lo que sucede
Aimé es que no todos tenemos las vísceras de Caín por dentro. Cada quien con la
química de su hígado, que lo defienda Dios. Los negros percibimos al mundo como
sujeto intuitivo, nos defendemos en la emoción. Actuamos por simpatía, nuestro
pensamiento es sensual. No utilizamos la razón discursiva, que toma distancia
del otro, sino que utilizamos la razón sintética, que nos acerca pronto al
otro. La intuición por eso es rápida. Eso nos lleva fácil a la felicidad, pero
también al desastre. Con Europa nos llegó la ruina. No entendieron el alma blanca que
tenemos. Ante el asedio y la alarma endurecimos nuestra ontología que nos llenó
el ser de fuerza vital. Nos ablandaron pero también nos endurecieron. Somos hoy
más vitalista que nunca, si ese fue el único camino que nos remedió. Nuestra
poesía no puede ser simbolista, trabaja el verso crónica, el verso historia,
épico.
Aimé dejó a un lado la dialéctica de Hegel y entendió que su
poesía estaba signada por la razón sintética. Entendió porque había escrito:
Quisiera ser humilde, manso
Sin vestigio y sin vértigo
Caer y perderme en una sémola de
tierra bien abierta.
¡Claro! Quería el encuentro total. Era el negro
simpatía, el participativo, el comprensivo. Es el imaginario del negro libre,
el que revive libre en el cimanoraje. No faltó sino invitar a Leopoldo, y a
León Dimas y a otros crear un núcleo de cimarrones intelectuales para que esto
funcionara, y bien. Había que reivindicar al negro afirmando sus raíces y su
historia. Había que fortalecer la cultura negra como un aporte de resistencia y
humanización de la humanidad. No todo es materia. El hombre tiene una dimensión
espiritual que debe sustentar. Con versos historia Aimé sentenció:
Así como hay hombres hienas,
yo seré hombre hindú, de Calcuta;
Seré hombre de Harlem, sin derecho ni voto;
Seré hombre hambre, de torturas
que se le puede matar a palo
sin rendir cuenta a nadie
¿Es que pueden matar el remordimiento?
Estos cimarrones de la ontología negra publicaron en
1948 una “Antología de la nueva poesía negra”, con prólogo de Jean Paul Sartre,
que los catapultó a la fama y le dio consagración al movimiento de la negritud.
Leopoldo fue presidente de Senegal, y Aimé alcalde de Fort-de-France, capital
de Martinica, donde en 2001 creó el SERMAC (Servicio Municipal de Acción Cultural)
con el cual realizaron los múltiples talleres del arte popular de los negros de
Martinica: Danza, música, oralidad, pintura.
Haciendo una poesía eminentemente política como la de
Bertolt Brecht le esputa al insoportable:
Al morir el alba… ándate, le dice, hocico de policía,
hocico de vaca, ándate, detesto a los lacayos del
orden,
a los abejorros de la esperanza.
Formidable eso versos, Brecht quedaría pasmado. Con Brecht diríamos:
Hay hombres que luchan un día, y son buenos; otros que luchan un año, y son
mejores; otros que luchan muchos años, y son muy buenos; otros que luchan toda
la vida, y son imprescindibles. Los negros que hemos luchado durante siglos
para decir, aquí estamos, necesitamos reivindicar nuestro puesto en la
historia, no perder la memoria de nuestros caminos de la libertad. Hay que
jurar con Aimé no ocultar nada de nuestra historia, convenir en que fuimos muy
ramplones, limpiabotas, saca micas, sin envergadura, hechiceros consumados;
convenir en que hemos roto record de la
paciencia en soportar el látigo sobre el lomo, que en esa resistencia ha
estado el espíritu vitalista del África con sus Shangos y Yemayá, Benkos Bioho
y María Varrilla, el Boche y el Porro, el “Niño en Cruz” y la Mata de Ruda.
Leopoldo Sedar Shengor aleccionó a Aimé Césaire, y
Aimé a Franz Fanon. Los tres formaron el trípode teórico de este movimiento.
Tres luces que brillan en el firmamento de las negritudes. El último,
psiquiatra, hace unos estudios muy serios sobre el negro en las condiciones del
neocolonialismo. Sería muy bueno que los negros revisaran la naturaleza de esas
luces, que brillaron para iluminarles el espíritu. El que tiene capacidad de
entrega y no lo hace, es un encubridor de más de un abuso.
martes, 16 de octubre de 2012
Su Majestad el Porro
Por: Alexis Zapata
Meza
La dificultad de hablar sobre el porro es que tiene tantas
puertas que no sé por donde empezar. Es la música que más cercana te lleva a un
guapirreo. Es volver a útero a escuchar al universo, su corriente que da vida. Inició
con una gaita indígena, tristona, trascendental, que se unió a una tambora
levantisca. Incongruencia, relación ilógica que se volvió orgánica por lo
necesitaba el negro y el indígena. Por intuición estético fueron cazando los
silencios que necesitaron llenar. El
lamento del indígena se volvió nostalgia y aceitó de palpitaciones
lentas el eje de la tierra. El tambor trajo la vibración para mover lo que se
iba a detener. Más que coherente nuestro porro es significativo. Nuestra
comprensión del mundo es contundente. La tristeza del indígena se nos quedó en
el porro, y es ahora nuestra metafísica que nos permite elevarnos por encima de
las contingencias del mundo. Lo escuchamos y apenas sabemos porque hay en su
argumentación una ceremonia des comunal.
Lo escuchamos y su lenguaje ardiente se nos viene encima como una tormenta a
hallarnos con los sentimientos en estado puro.
¿Qué es lo que hay de grande en el porro, además de unos
cuantos hombres guapirriando su entelequia? Lo que tiene ese porro palitiao que
no tiene el tapao es la boza ¿Qué es
eso? La boza es el amarre del porro, su eclosión de volcán, la resurrección de
Lázaro. En la Boza el clarinete chilla como rana en tentación. El mito lo dice,
cuando Chuana, Chuano y Popuma, vieron bailar a los Mohanes, transformados los
machos en sapos y las hembras en rana, hubo ese momento del chillido que estremeciendo a un cielo se desgajó en lluvia
¿Qué es lo que hay de grande en ese porro, además de unos cuantos músicos
viviendo la ficción de sus ensueños? Nada especial, nada menos que está amarrado
al fandango y a la corraleja de las fiestas patronales. Tiene vida institucional. Para más fortaleza
fue creado el Festival Nacional del Porro de San Pelayo. Para más fortaleza son
los estudiosos que han dedicado horas de
su vida a investigar su misterio. Habrá que nombrar entonces a Alberto Alzate,
Valenciano Valencia, Guillermo Valencia Salgado, William Fortichs Díaz y
Aquiles Escalante. Lo que le faltaba lo soñó, y se le hizo realidad, y fue
salir de la plaza al salón. Después de subir de los pitos y tambores a los
instrumentos de metal, volvió a subir al formato instrumental de las orquestas,
y se paseó por el mundo.
La “bozá” es una
interrupción rítmica del porro donde el clarinete intensifica el punto a punta
de melodía. Deberíamos decir la música se hace mas intensa, pero lo que
realmente sucede es que hay un cambio. Deja de entrar el bombo, se suspende, y
entra un solo de clarinete. El ritmo cambia sobre la base de una estructura
polimétrica. Es como si entrara un loa y tomara posesión de de quienes bailan,
que captan el nuevo ritmo con los movimientos de sus cuerpos, originando así
mayor intensidad. El aire vibra, la gente parece que estuviera iluminada. Es un
momento de plena catarsis. Los griegos tuvieron el teatro, nosotros el fandango
del porro palitiao. Sin duda este un elemento de origen africano introducidos
por los negros en el porro. Es un punto para liberación del ser. Podríamos
decir que esta es su parte más ontológica, su verdadera metafísica, remitiendo
nuestra realidad a las sombras africanas. El negro en su condición humana nunca
suspendió su imaginario. Somos más negro de lo que imaginamos.
¿Por qué ponernos averiguar lo del origen del porro? Acaso
eso nos marca. Creo que si. Las coordenadas históricas marcaron el espíritu.
Nuestros abuelos se enfrentaban a un sistema esclavista, que negaba al ser.
Nada menos que eso. El capitalismo no ha hecho otra cosa que negarnos. El Porro
no ha hecho otra cosa que afirmarnos. Cuando el abuelo negro buscó el ritmo que
afirmaba la existencia de sus dioses, estaba buscando la afirmación de su
propia existencia. Shangó no estaba afuera, Shangó estaba adentro. La
ombligada, o toque de ombligos era el encuentro de la energía universal para
despertar al ser. La gaita fue necesaria, avivó el discurso. Nada hay más
despierto que esa combinación. Los mismos africanos son y se embelesan con
nuestra voz ronca y raizal. Ni ellos mismos la tienen. Delia Zapata Olivella en
el África lo constató. De noche, al aire libre tocaba, y los africanos se
derretían. No imaginaban que con sus tambores se pudieran expresar con tanta
fuerza. Shangó se hacía más evidente.
Shangó sobre todo en la “Bozá”. Más negros de lo que somos
para donde. Si el orgullo de San Pelayo es que conservó la “Bozá” en el porro.
Ese es su orgullo, que le da una especificidad ante el porro en general. Lo
que sucede es que en ese orgullo sus
protagonistas principales han sido invisibilizados. La in tención de la
ombligada ha sido borrada, que es lo que le da espesor a su historia, sino
queda como un acto anecdótico, apenas curioso. Los pelayeros son más blancos
que negro, y eso los lleva a confundir ¡Qué hacer con ellos si se ofenden
cuando los vemos como un bastión negro! La racialización que se ha vivido en
Córdoba es una realidad que les tapa los oídos, y los ojos. María Varilla vino
al mundo para demostrarnos la importancia de la sugerencia de la ombligada. Los
pelayeros no sienten a través de la piel de María Varilla, nos niegan en el
mito ¡Qué gusto proporciona al psicoanalista esa mirada de pudor que tienen
cuando se les recuerda ese pasado! Ellos recuerdan a quien salió a comprar el
primer instrumento metálico, recuerdan incluso donde se inició el primer ensayo
musical, y cómo fueron naciendo los porros clásicos como “El Pájaro”. Tienen
buena memoria en esa versión del porro palitiao, y no en esa otra versión en la
que un negro apretó las clavijas al primer tambor, o un indio resopló en la primera gaita con fue creada esa
inigualable versión del porro. Nadie los
recuerda a ellos, que después de la liberación de la esclavitud se encontraron
para construir el espíritu de la hermandad. Sus sentimientos nobles nadie los
siente. Los pelayeros, riaños, blancuscos, se regocijan de provenir de una cepa
genética de blancos. En Sabanueva, todavía la gente recuerda cuando por primera
vez una blanca se atrevió a casarse con un negro.
Cuando bailamos un porro palitiao nos robustecemos con el
principio vital en él se contiene. Shangó nos dejó ese legado. En la cultura Yuruba en Dios Ntu es el
espíritu del universo, que no entra en relación personal con los hombres. Las
preocupaciones y quejas humanas se las delega a los antepasados transcendentes,
cuya fuerza vital haya marcado la vida. Entre estos a Shangó, cuyo culto
rejuvenece, ayuda a llevar una vida creciente. La intensidad de su vida
arrastra a los hombres. Es venerado por su espíritu de vitalidad. La fuerza de
los antepasados fluye hacia los vivos, respondiendo a una necesidad, que en
nuestro caso se trató de los rigores de la esclavitud. El bebé negro nacía y no
venía ninguna cartica de felicitaciones. No había tarifa mínima de correo.
Alguien debía compadecerse de ese nuevo ser. Nuestra vitalidad es un compromiso
con los antepasados, somos un acto de fe. Shangó es una lección de vida y de
esperanza.
El vitalismo que nos legó Shangó no lo miramos con buenos
ojos, lo satanizamos. Es emanación de la magia. No vemos filosofía. Frente a
las tribulaciones de la esclavitud optar por la fe en la fuerza no es una
exigencia fundamental de la realidad humana. El vitalismo fue el sentido que el
negro utilizó para darle sentido a la vida. No había otra. El vitalismo fue la respuesta existencialista
del negro. Se la entregó a la acumulación originaria del capital del
capitalismo. No había otra. El vitalismo lo colocó en la “Bozá” pero también en
el Fandango, y en la Puya. Electrizar el ambiente con el espíritu fue el rito
propiciatorio. Ahora que no nos vengan los pelayeros desconociendo ese pasado,
tronchando la historia y dando prevalencia sólo a la llegada de los
instrumentos metálicos. No carecemos de un largo pasado histórico, nuestras
raíces hunden en más de un rito, en más de una creencia y una relación social.
Cueste lo que cueste hay que demostrarle a los pelayeros que tenemos un pasado
rico culturalmente, que no provenimos de un vacio, que su etnocentrismo es una
pauta repetitiva de colonialismo interno, producto de una estructura
socio-económica.
Pasar el porro de Pitos y Tambores al formato de Banda de
Viento es un hecho de tanta validez como pasarlo de Banda de Viento a Orquesta,
y de Orquesta a Guitarra. No tenemos que quedarnos validando tan sólo el paso
del formato a Banda de Viento. Todos los formatos han vivido sus crisis y no
les quita que cada uno tenga su validez. El fandango y la corraleja de
todas maneras le dan sostenibilidad al
porro de plaza. Está vivo, vigente. El de orquesta, que rompió frontera, hoy en
día está obsoleto, los cabaret se han extinguidos. El de guitarra, que es de
parranda, viene siendo vencido por el acordeón.
Todos cuando suenan con su lenguaje nos abren los sentimientos en el
estado más puro, todos nos hacen sostener el espíritu cerca de la belleza
sobrenatural.
miércoles, 3 de octubre de 2012
Un cuento de Serafín Velásquez
DISPUTA TERRITORIAL
Por: Serafín
Velásquez Acosta
"Toda la armonía
total de este mundo está formada de discordancias."
Lucio Séneca
El loro Celedonio, desde su lugar predilecto, un árbol de almendro sembrado
en el jardín de la residencia de cuyos ocupantes era la mascota preferida,
desde hacia meses atrás, era testigo de las frecuentes e inútiles peleas que se
desarrollaban entre los perros y gatos,
mascotas de los residentes del barrio más popular de la ciudad.
¡Que idiotas son estos animales! -Se decía para si Celedonio- veía con
frecuencia como en las reyertas, los gatos
salían con lesiones graves, fracturas de sus miembros e incluso encontraban
la muerte. En la última semana, cuatro de ellos murieron de manera fulminante. Por el lado de los perros, salían con laceraciones en su piel, heridas profundas en la cara y algunos
morían tiempo después, por infecciones
bacterianas.
La situación se estaba volviendo tan insostenible que el loro Celedonio,
decidió intervenir para poner fin a esa absurda guerra en la que ninguno de los
miembros de las dos especies antagónicas podía vivir tranquilo. Por el
contrario, los ánimos si iban exacerbando cada vez más e incluso, hasta los
dueños se involucraron en discusiones por culpa de sus peloteras escandalosas.
Por lo mismo, algunos vecinos cansados de estas grescas sin sentido, estaban
considerando la posibilidad de deshacerse de sus respectivas mascotas.
Celedonio, buscando la ocasión la
encontró una mañana de lluvia tenue acompañada por nubes negras que presagiaban
un día lúgubre. El perro más viejo, huyendo de la pertinaz lluvia, se refugio
debajo del almendro que ocupaba el loro.
Kalimán, -Así llamaban al perro- escúchame, me llaman Celedonio, te hablo
desde la rama que está a tu derecha. He observado que tú casi no intervienes en
las trifulcas que los demás perros del barrio mantienen con los gatos.
.El perro Kalimán -mirando hacia donde le indicaba el loro, le dice- Es
cierto, uno con los años aprende a ser mas tolerante y la verdad es que hoy miro
la vida con más respeto, siento que es una tontería perder el tiempo en luchas
estériles. Pero dime: ¿Qué puedo hacer
con unos compañeros irascibles que por nada se ofenden? Lo mejor es que siga
manteniéndome al margen de tales conflictos.
-Creo que tu deber es hacer algo para que la paz reine entre tus compañeros
y los gatos. Todos somos merecedores de vivir en armonía siempre que cada
especie cumpla con el papel que la naturaleza le ha asignado -le dice el loro-
esperanzado en despertar interés en el tema a
Kalimán
¿No veo cómo? -Contesta Kalimá- reunirlos para buscar una solución es perder
el tiempo, sobre todo, porque con tantas heridas que se han causados, los
sentimientos de venganzas son tan fuertes que
la situación entre ellos es irreconciliable.
-Pues, yo te tengo una solución -Le responde Celedonio
¿Cuál es esa solución de la que me vas hablar Celedonio? -No estoy para burlas, bien
sabes que entre perros y gatos siempre ha existido una rencilla que lleva
siglos
Se trata de lo siguiente Kaliman. Primero dime- ¿Qué es realmente lo que
ustedes se disputan?
-El territorio, que es nuestro y que ellos quieren usurpar
-¿Y quién se los ha escriturado a ustedes? -Que yo sepa, jamás nadie han
sido dueño de nada. En la naturaleza, el aire, el agua, el suelo, el sol, el
paisaje, la vegetación, son patrimonios ambientales que existen para bien de
todos los seres vivos, de modo que, ante esta realidad, lo mejor es compartir
en armonía lo que la naturaleza nos da generosamente.
Bueno, nosotros seguimos lo que hemos observado hacen los hombres -responde
Kalimán algo enojado- así como ellos
delimitan áreas que escrituran a su nombre, nosotros con nuestros orines,
demarcamos nuestros territorios para informar a otros animales que ya estos
tienen dueños.
-Y tú no te das cuenta que todo aquello que uno cree que es de uno, en
cualquier momento se desmorona, se derrumba, se lo lleva el viento, casos se han visto. Un terremoto, un
ventarrón, una inundación, un incendio, en cuestiones de segundo se lleva lo
que el hombre ha construido. Esta es una
verdad incuestionable. Las cosas son para el que las necesita, dice el dicho
popular. A lo mejor, el pleito entre los
perros y gatos obedece a que ambos se autodenominan dueños de un mismo
territorio, pero no se han puesto de acuerdo para disfrutarlos en tiempos
diferentes.
¿Cómo así, Celedonio? -Explícame eso, que me parece interesante- observa
Kalimán
-Sencillo, Kalimán. Normalmente la
vida de ustedes es diurna y la de los gatos, nocturna. Cada uno cumple un papel distinto en la
naturaleza, ustedes los perros, además
de servir de compañía al hombre, los adiestran para desarrollar oficios de
vigilancia, rastreos y entretenimientos de niños. Los gatos, igual son animales
de compañías que en el día no molestan porque se la pasan durmiendo, pero en las noches son cazadores de roedores, a los que ustedes
les tienen pavor y persiguen también cuando merodea por su entorno.
-De modo que, solo falta que conversen sobre el tema, se den una tregua y
respeten el tiempo que cada uno tiene para disfrutar su territorio. Ustedes los
perros en el día pueden correr sus
calles, mear sus límites, revolcarse en la tierra, bañarse de sol, admirar los
paisajes y regocijarse con el calor de su hogar
ignorando la presencia dormida de los gatos. Y estos, pueden por las
noches, complacerse en el mismo
territorio: recorrer los tejados, las
callejas oscuras, merodear las canecas
de basuras, embelesarse con la luna y cumplir con su función de mantener
controlada la población de roedores en el barrio.
¿Qué te parece? -Finaliza Celedonio su disertación.
¡Excelente, excelente! -Grita
Kalimán- dando saltos de alegría. ¡Gracias Celedonio!, ¡Muchas gracias!
¡Carajo! -Porque no se me había
ocurrido a mi esta solución.
Porque sólo los que están por fuera del conflicto, pueden ver como se
alimenta la hoguera de la discordia y pueden encontrar las salidas más inteligentes para ponerle fin
al litigio. -Responde Celedonio- pavoneándose con sus alas abiertas.
Bien, no espero más. Por algo me trajo el destino a este lugar. -Adiós
Celedonio. Te deseo salud y paz
Igual a ti Kalimán, suerte en tu empresa.
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