Reflexiones sobre la Cultura en Córdoba
Por: Alexis Zapata Meza
Es interesante conocer cómo el hombre cordobés se ve a sí
mismo, se reconoce, se valora. Es así mismo interesante como ve al hombre de su
pasado indígena, e incluso de su pasado africano. Mirar hacia atrás es un gusto
de su nostalgia. Todo ser social mira hacia atrás para ennoblecerse. Hoy en día
para mirar hacia atrás puede apoyarse en la ciencia de la Antropología, o, de
la Historia, más bien de la Etno-Historia. ¿La cultura antecedió al hombre? No,
la cultura no antecedió al hombre. Cultura y hombre son una misma cosa. ¿La
cultura sobrevivirá al hombre? No, la cultura no sobrevivirá al hombre. La
cultura es la piel del hombre, sucumbe con el hombre. Cada pueblo tiene la
cultura que merece, así mismo como cada árbol merece su propia corteza. Se
pueden intercambiar culturas como cambiar de camisa. No, un árbol no puede
respirar con las hojas de otro árbol. La cultura es el mapa seguro por donde
caminamos.
Cuando miramos hacía atrás los zenúes se nos hacen más
visibles que cuando estamos mirando a quienes hoy han sobrevivido al holocausto
de la conquista. Hay algo perverso que nos vuelve indolentes frente a nuestra
propia historia. Asumimos al hombre “Conquiro”, el que conquista, que de manera
vacía, cultivando tormentas, se cree superior para satisfacción de su necio Ego.
Manuel Zapata Olivella nos lo advertía: “Primero tenemos que descolonizarnos
para después desalinearnos” Y siguiendo la ruta del enfoque sociológico es
necesario saber que es una obligación desalinearse para poder entender dónde
carajo estamos parados.
Nosotros tenemos doble tarea: Descolonizarnos, y después
desalinearnos, porque la colonización es la alienación específica de la
conquista. Siempre estaremos tratando de escapar de esa humillación agrediendo
a “otro”, o dejándonos aplastar por el “otro”. Nuestro dilema es así, no tiene
otro precio. No nos la van a poner más barato. ¿El hombre sobrevivirá a la
cultura? No, si no hace la tarea de despejar el camino. El hombre tiene
suficientes hombres para llevar cualquier carga, y así lo vemos, pero no hay
mal que dure cien años. El mal nuestro pasa de los quinientos años. ¿No es
necesario buscar una explicación al hecho que existan sociedades de resistir
tanta vejación? La pregunta va y viene, nos perseguirá hasta que no demos con
la respuesta. La cultura no es un Super-orgánico que está por encima del
hombre, es ese vestido que cosemos diariamente sobre nuestra alma. La cultura es el alma. No es un ente
metafísico, es, nuestro concreto.
De los zenúes del pasado todo nos interesa, y todo lo que hacían,
sentían y pensaban era gloriosamente cultural. Cazaban, y ¿Qué armas
utilizaban? Cuánto daríamos por tener un arco y una flecha de esas. Cocinaban,
y ¿Dónde? ¿Con qué? Hoy los Museos nos cuentan casi en detalle donde y cómo
cocinaban. Hoy nos fascina ver la alfarería tosca o fina que utilizaron. La
variedad de vasijas es enorme porque la variedad de usos era diversa, en ella
se expresaban muchas de sus prácticas religiosas. ¿Cómo vestían? Con guayuco o
con paruma. Con faldas, pecheras, narigueras, aretes. Todo esto nos fascina, y
si son de oros mucho más. ¿De dónde sacaban tanto oro? Entre más oro más
nobleza ¿Bailaban? Si, más de una creencia tenía su propio baile. El rito y el
mito se complementan, y baile en los zenúes era un rito. Fals Borda, habla del
baile “Monte Cuy”. ¿Cantaban? Si, pero esto de verdad se perdió. Los Taínos,
primos hermanos de los Zenúes cantaban el “Areito” Los cubanos ahora andan
orgullosos de su pasado memorable por los “areitos” A nosotros se nos perdió la
memoria. Nos quedó la gaita, la chuana,
pero no la vemos. Está en el origen del porro, pero la descartamos. Nos
interesa más que hubiese nacido de un bombardino, instrumento de metal, que de
la chuana, instrumento de lata. ¿Rezaban? Si, tenían sus oratorios, incluso templos,
ciudades religiosas. Melxión y Manexca fueron los dioses tutelares, que
tuvieron veinticuatro hijos, también dioses. Pedro de Heredia vino en 1.534 y
destruyó un templo dónde había doce pares de dioses enormes forados en oro, de
cuyos cuellos colgaban hamacas gigantescas repletas de ofrendas en oro. Lo
religioso era dominante, determinaba la estructura social. Pedro de Heredia al
destruir este templo acabó con lo más sagrado de los zenúes, cometió un
etnocidio. Para rematar, plantó la gripa como instrumento de guerra, ocasionando
un genocidio.
El empotramiento de la religión en las demás esfera de la
sociedad no es asunto nuevo, porque ya esto había venido sucedido en Europa en
la Edad Media, y luego se replicó en las Colonias de América Latina. Rota la
armadura ideológica, los zenúes quedaron a la deriva en la nueva sociedad
excluyente que los desconoció. En la sustitución de las formas de pensar
apareció el catolicismo apostólico y romano. En la región del Sinú se instituyo
una mirada teológica para interpretar el mundo y la vida en sociedad. Todavía
en los años setenta el pintor Chalarca, un manizalista venido a Montería, vivía
de hacer y vender cuadros de Jesucristo. Varias veces vi llegar este señor a venderle esos cuadros a
mamá. El que los vendía y papá que los rompía. Era escéptico en materia
religiosa. Mi padre fue un caso único, porque al pintor le fue muy bien
mientras vivió. Dios creó a Chalarca para que pintara a Jesucristo.
Mucho antes la religión estuvo de lucha a brazo partido con
el mundo de creencias de los indígenas y africanos. En la Colonia le fue fácil.
El Derecho de India no permitía que negros e indios convivieran en un mismo
pueblo. Divide y reinaras. Fue después de la liberación de los esclavos que la
gente de sotana tuvo que apretarse los cinturones. Los negros e indios se
mesclaron no solo en la sangre, si no ante todo en sus ideas, bailes, músicas,
comidas, hábitos. Fue después de 1850 que Córdoba se convirtió en el mejor
laboratorio cultural de su historia, más nunca ha podido tener ese espíritu de creación y
flexibilidad de alma. Así que cuando el
Goyo despierta ese folclor ya nadie más pudo detenerlo.
Es en esos mismos años de Chalarca el abogado Guillermo
Valencia Salgado, “el Compae Goyo”, dio origen a los Festivales con la creación
del Primer Festival Folclórico del Río Sinú, que imprimió una línea de valoración
hacia la cultura popular. Línea que hoy en día está fortalecida, cumpliendo su
intención. Es en esa misma década cuando unos escritores fundan el grupo
literario “El Tunel”, que abrió el abanico hacia la cultura académica. Pero Córdoba tiene que esperar el año 1999 para ver
creada la Secretaría de Cultura Departamental, desde donde se amplió el
panorama.
Hoy en día la Cultura es considerada unos de los Derechos Humanos
consagrados por la Constitución. Con la secretaría vinieron los Programas del
Ministerio de Cultura, como el de Patrimonio, que a Lorica le dio la
oportunidad a que le invirtieran a su Mercado Público, y al Centro Histórico de
la ciudad. Paralelo a la existencia de la Secretaría la creación y activación
del MUZAC la ciudad de Montería ha tenido la oportunidad de ver oportunas
exposiciones de Artes Plásticas. El panorama es amplio pero tiene las
jerarquías y prioridades que históricamente le ha dado la sociedad. En Cereté
un alcalde acabó de un plumazo el Festival de la Cumbiamba, y no generó debate
público. Ese mismo alcalde destruyó la imagen religiosa de una virgen, y generó
un debate público. La historia no nos miente, todavía nos duele que maltraten la
visión religiosa que nos sembró la iglesia en el espíritu. A pesar del abanico
abierto tenemos tendencias, no políticas culturales. Actuamos todavía desde la
conciencia oscura de la sociedad.
En las políticas culturales hay una lucha de significaciones,
que pelean nuevos estatus y nuevos roles en la sociedad. En Córdoba esas luchas
son reemplazadas por imposiciones de mercado y presiones de la política. Juego
de intereses. La razón todavía no es un recurso del hombre inteligente. Las
tendencias pragmáticas de la vida imponen sus desafueros. Un pensamiento
trascendente, que acuñe un proyecto social, no se eleva sobre la barbarie. ¿La cultura antecede al Hombre? Si, siempre y
cuando sea un proyecto de vida que remantice a la sociedad, le de nuevos y
nobles significados. La cultura no debe perder su horizonte de hacernos cada
vez mejores, humanizarnos hasta la saciedad, convertirnos en espíritu. ¡El
hombre antecede a la cultura? No, la cultura es la casa del hombre. Dios no
está en la cultura, quien está en La cultura es el hombre, y ella tiene las
dimensiones de los huesos del hombre.