Joseph K. padre, tosco y déspota, obliga al pequeño Joseph K. hijo, a torturar a su mascota Thai. Le da un cigarrillo y le ordena quemarle la lengua, las yemas de los dedos, las mejillas, las orejas y el ano. El chiquitín gato siamés que otrora ronroneaba feliz al sentir la caricia de la mano infantil y corría por toda la casa, curioso, alegre y cariñoso; ahora es una leve sombra que tiembla y se orina y huye aterrorizada al escuchar los pasos de su tiranillo amo. Años después el padre muere y el niño ya hombre se hace padre y al nacer su hijo, Joseph K. le trae como obsequio de bienvenida un inocente y tierno minino siamés.